Cuando
se está por encarar una entrevista con algún músico,
generalmente se plantean distintas opciones de preguntas y numerosas
hipótesis sobre cómo encarar la citada charla. Muchas
veces se parte de esta especie de "esquema" para tener una
guía que sirva para conducir dicha entrevista. Ante la noticia
de la llegada de Steve Hackett y gracias a las buenas relaciones que
Mellotron logró cultivar en |
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los últimos años con el guitarrista, su mánager
Billy Budis, y los productores que posibilitaron esta serie
de conciertos en nuestro país, hubo una expectativa
lógica por lograr un reportaje que estuviera al nivel
quelos lectores merecen.
Ejemplos de esto último abundan en los casi treinta
números de esta publicación: reportajes exclusivos
con Rick Wakeman, Andrew Latimer, Aquelarre, Fish, Peter Hammill,
Pedro Aznar, David Harrington de Kronos Quartet... Por lo
tanto, y en el mismo día en que Hackett realizó
la conferencia de prensa y una interminable serie de entrevistas
con medios gráficos, radiales y televisivos, tuvimos
la oportunidad de charlar con él.
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Y
es aquí en donde surge la primera sorpresa.
Este perfecto caballero inglés, prácticamente
un personaje salido de algun relato de Sir Arthur Conan Doyle,
nos sorprendió con su amabilidad pero, por sobre todo,
con el giro que le imprimió a la charla. No sabemos por
qué (si por casualidad, o por su cansancio luego de tan
agotadora jornada, o por haber tenido la obligación de
contestar con respuestas obvias a las decenas de preguntas obvias
que se le hicieron durante el intenso día de entrevistas),
pero nos dio la sensación de que, sabiéndose escuchado
por un medio que, precisamente, se ocupa de escuchar, nos entregó
una conversación que rompió con todos los esquemas
que teníamos previsto. Una entrevista que duró
sólo una hora, matizada con café, agua mineral
y brownies (que sorprendieron a nuestro entrevistado), y que,
acto seguido, continuó con otra charla con sus músicos
Gary O'Toole
-batería-, Terry Gregory -bajo- y Rob Townsend -saxo
y flauta- (sobre quienes Steve mostró especial interés
en que la gente tuviera la oportunidad de conocer).
Quienes concurrieron a los recitales, se habrán dado
cuenta de la calidad de los cuatro integrantes de la banda).
Este rompecabezas se completó ese mismo fin de semana,
con los shows en Martínez y en el teatro Coliseo. La
entrevista con el tecladista Roger King antes del show del domingo
1 de julio, la posibilidad de asistir a la prueba de sonido
para ese concierto, sumado a la soberbia actuación de
Hackett en dicha noche, terminaron por cerrar el círculo
de una visita de gran calidad, no sólo en el aspecto
musical sino también en el humano. Esta actitud que comentamos
se vio incluso en los conciertos, en donde Hackett se cuidó
en extremo en no llevar a cabo una performance obvia
y esperada. Temas nuevos, la ausencia de algunos de sus clásicos,
y un grupo que está más cerca de la dinámica
del jazz que del rock progresivo, marcaron el paso musical del
inglés en esta etapa de su carrera musical. Ahora bien,
llegado el momento de editar la nota, las piezas del rompecabezas
fueron encajando a la perfección. Parafraseando el título
de su tema "Hackett to Bits", los pedacitos de Hackett,
reunidos entre la conferencia de prensa (respuestas esperadas
a preguntas esperadas), nuestra entrevista (respuestas inesperadas
a preguntas inesperadas), y el concierto (respuestas musicales
inesperadas a expectativas esperadas), fueron conformando una
imagen sobre Steve Hackett que no pensábamos encontrar:
la de un artista que tiene una visión musical y personal
que va mucho más allá de su arte. Y su visión
va tanto más allá...(continúa) |
éste
es un adelanto de la nota central
del número treinta de Mellotron.
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