DAVECABEZAL




ntes de que empiecen a leer esta crónica debo aclarar algo muy importante: nada de lo que pueda describir a través de mis palabras alcanzará para expresar lo que en verdad pude sentir aquella noche en Verona. Se pueden utilizar todas los términos disponibles en la lengua española, pero la cantidad de sensaciones y emociones que provocó este largamente esperado concierto regreso de Peter Gabriel muy difícilmente puedan ser apropiadamente descriptas con simples palabras.
Aclarado eso, trataré de transmitirles algo de lo vivido en aquel día, uno de los más imborrables de mi vida.



Esta gira del ex Genesis es única en muchos aspectos, más allá de lo valioso de su música y del regreso a los escenarios después de muchísimos años y a más de 20 de su anterior disco en estudio. Es que Peter decidió dejar de lado un repertorio basado mayormente en los "éxitos" de su carrera, y se propuso ofrecer algo que hace mucho que no se ve en un show de un artista clásico: presentar en vivo quizás la totalidad de un nuevo disco, sin haberlo lanzado aún. Es que no solo ofreció versiones muy superiores a las ya oídas de seis temas nuevos que formarán parte de i/o, sino que aparte ofreció otros seis que no han sido hasta el momento editados o grabados.

Doce nuevos temas en un show de 23 canciones es algo que muy pocos artistas se permiten. Es que el contenido de los conciertos ha cambiado mucho en las últimas décadas. Lo que en los 70s era un modo de promocionar y atraer al público hacia una obra discográfica determinada, la cual era por entonces la mayor fuente de ingresos del artista y sello, ahora es la actividad principal por la cual obtiene ganancias el músico, los productores discográficos y su equipo. Y no solo eso, sino que se toma como un espacio en el cual el público solo espera oír los clásicos de ese artista (Lindsey Buckingham, de Fleetwood Mac, le decía a la audiencia en los conciertos de la banda, al presentar un nuevo tema: "este es el momento en que pueden ir a tomar algo o ir al baño"). Y el lanzamiento de un disco ya ni siquiera es necesario para poder atraer gente a un concierto. Incluso este es el caso con el mismo Peter Gabriel, quien editaría i/o recién hacia fin de 2023. Lejos están los tiempos en que Pink Floyd presentaba completo Dark Side of the Moon casi un año antes de lanzarlo. O cuando Genesis o Yes interpretaban completos The Lamb Lies on Broadway o Tales From Topographic Oceans antes de editarlos.

Los tiempos cambiaron y los conciertos se convirtieron hoy mayormente en un espacio de comunión entre el público y el artista para celebrar el pasado, como esperando una especie de colección de "grandes éxitos" pero en vivo. Por eso esta decisión artística tan valiente de Gabriel es quizás el hecho más importante de la noche. Estar en medio de la impresionante Arena de Verona, un anfiteatro construido en el año 30 DC, rodeado por un marco milenario con una acústica como pocas en el mundo, oyendo como van surgiendo tema nuevo tras tema nuevo, convierte también a ese concierto en una especie de acto ancestral, tal como cuando las personas se reunían alrededor del fuego para oír las historias de los filósofos o las obras de los artistas. Por eso creo que esta gira posee un valor artístico muy especial , y en mayor medida aún al haberla disfrutado en el segundo show de la gira, sin que los temas nuevos hayan hasta ese momento trascendido masivamente por canales como YouTube.




se mismo día llegábamos a Verona con mi esposa Viviana en tren desde Venecia, con la expectativa de que viviríamos una jornada inolvidable. Claro, esto no se debería solo al show de Gabriel. Es que poco después del mediodía, cuando estaba por llegar a mi hotel (ubicado exactamente frente a la Arena, desde el cual pude oír toda la prueba de sonido), mi esposa escucha a alguien gritar "Andrés! Andrés!". Algo sorprendidos giramos y nos encontramos por primera vez en persona con Claudio Bustamante, el notable periodista (o "divulgador", como tanto él y yo nos gusta denominarnos), creador del notable canal y radio FairfaxCityMusic, proyecto con el cual colaboro desde un tiempo atrás. Claudio ha subido al canal un clip muy interesante de 10 minutos con escenas previas al show, e imágenes estupendas del concierto.
Pueden verlo en este link
.

Luego de almorzar y charlar por un largo tiempo con Claudio, descansamos y nos preparamos para dirigirnos a las 18 hrs hacia la entrada, horario de apertura de las puertas. Extrañamente, faltando 5 minutos para esa hora, aún seguía oyendo desde mi departamento la prueba de sonido con temas como "Big Time" o "Sledgehammer", lo cual me hizo temer por una posible demora en el show. El mismo Levin mencionó que la descarga del escenario y el sonido se había retrasado. Y para colmo, una molesta e incesante lluvia amenazaba con ser tan protagonista como el mismo Gabriel. Luego de esperar un buen tiempo en las largas colas que se habían formado, pudimos ingresar en la platea del campo para descubrir la imponencia de la Arena desde el centro mismo de su terreno. Es un lugar verdaderamente imponente, en el cual los coloridos -y demandados- impermeables que vendían en la entrada creaban en las gradas un espectáculo multicolor que contrastaba con lo gris de la Arena y del cielo.

El escenario mostraba un enorme reloj proyectado en una pantalla circular, reminiscente de las usadas por Pink Floyd, en la cual un asistente, vestido de naranja, iba poco a poco pintando y borrando las manecillas del reloj, produciendo una especie de cuenta regresiva hasta las 20 hrs, momento en que debía comenzar el show. Ese pequeño y creativo detalle visual solo insinuaba algo de lo tremendamente impactante que sería el juego de luces y proyecciones que Gabriel nos tenía preparados. Ya desde Genesis, y pasando por sus antológicos videos de su carrera solista o sus icónicas portadas de álbumes, la faceta visual fue en Peter un elemento fundamental de su propuesta artística. Y en este concierto no defraudaría a ninguno de los que pudimos presenciar la impactante puesta escenográfica. A las 20:05, aún de día en Verona, aparece sin ningún preámbulo en el escenario una persona vestida con mameluco naranja, tal como el que viéramos en la pantalla. Sin reflectores ni nada que hiciera suponer que no fuera otra cosa que un miembro del equipo técnico, nos encontramos con el mismísimo Peter Gabriel, quien ofreció unas breves palabras en italiano antes de cambiarse y así dar inicio al concierto. Fue un primer encuentro desacartonado, muy poco usual en los músicos en sus shows en vivo, pero como lo hemos visto hacer a Peter en tantas oportunidades en sus giras previas.








ntes del show decidí no conocer el setlist que Gabriel había realizado dos días antes en Polonia, para que la sorpresa sea incluso mayor ante la interpretación de cada tema. Esta "estoica" decisión casi que resultaría en vano, gracias a una mujer que se sentó a mi lado en el tren a Verona. No tuvo mejor idea, minutos antes de llegar a la ciudad, que ponerse a leerle en voz alta a su compañero todos los temas que había tocado Peter en Cracovia. Rápidamente me puse auriculares y oí lo nuevo de Yes al mayor volumen que me lo permitían mis iPods. ¿Cuáles eran las chances de que alguien dijera a mi lado en voz alta el setlist antes del show? Muy pocas, imaginaba. No era así. Este desconocimiento de las canciones que se presentarían hizo que el sobrio inicio acústico del show tuviera en mí un impacto mayor. La belleza de oír a Gabriel con un teclado portátil, sentado en medio del escenario, acompañado solo por Tony Levin, interpretando el hermoso "Washing of the Water" (de Us), fue de ese modo aún más conmovedor. Un inicio sorprendente, con un tema no demasiado conocido, en un formato despojado. Muy buen comienzo.

Luego de esa pieza, y formando un semicírculo, aparecen en escena el resto de los músicos para interpretar una versión fabulosa y mucho más tribal y étnica de "Growing Up", el tema de Up (su último álbum hasta la fecha). A los ya infaltables Tony Levin y David Rhodes se sumaban Manu Katché en en batería, Richard Evans en teclados y guitarras, más las nuevas incorporaciones de Peter a su banda: Ayanna Witter-Johnson (violonchelo, piano, voces), Marina Moore (violín, viola, voces), Don (Don-E) McLean (teclados) y Josh Shpak (trompeta, corno francés, voces). Esta particular formación e instrumentación permite disfrutar de arreglos sumamente renovados en muchos de los temas. Es que el rol de Shpak en trompeta y corno aporta detalles verdaderamente interesantes en muchos pasajes, como se evidencia en el inicio de "Digging in the Dirt", entre otros, mientras que las cuerdas de Witter-Johnson y Marina Moore otorgan matices bellísimos y muy expresivos en incontables momentos. Moore en especial se destacó especialmente en "Don't Give Up", ya que su voz posee una tremenda potencia y expresividad, y creo que estamos en la presencia de una potencial estrella de lanzarse en una carrera solista de aquí en más.

En el concierto Gabriel presentó estos nuevos temas, que formarían parte de i/o: "Panopticom", "Four Kind of Horses", "i/o", Playing for Time", "Olive Tree", "Home", "Love Can Heal", "Road to Joy", "And Still", "What Lies Ahead" y "Live and Let Live". De ellos, los seis que ya han sido presentados en las plataformas digitales crecieron tremendamente en su impacto emocional, tanto por el sonido y marco de la Arena como por el brillante e imaginativo juego de imágenes y luces que Gabriel creó para cada uno. Especialmente "Four Kind of Horses " y "Playing for Time" se transforman en verdaderos himnos, conmovedores como en las obras más emocionantes de Gabriel.

De las restantes, hay una en especial que puso seguramente la piel de gallina y hasta hizo lagrimear a muchos espectadores. "Love Can Heal" es una canción ya presentada en 2016 en la gira junto a Sting, compuesta como homenaje a la legisladora británica Jo Cox, asesinada el 16 de junio de aquel año por un fanático de ultraderecha. La belleza de la canción, sumada a los delicados arreglos de cuerdas y su conmovedora melodía, hizo de este uno de los momentos mágicos de la noche (pueden verlo en YouTube en diversas filmaciones de los asistentes). Incluso Peter toma una especie de batuta-pincel digital y crea a la distancia diversos detalles pictóricos en la pantalla mientras se desarrolla el tema. Sin dudas este fue uno de los puntos más memorables de un show que difícilmente alguno de los presentes olvidará.




Con el concierto dividido en dos partes, cerrando la primera con el infaltable "Sledgehammer", la segunda ofrecería una mayor cantidad de clásicos como "Don't Give Up", "Red Rain", "Big Time", "Solsbury Hill" y el oscuro "Darkness", uno de los mejores temas de Up. Los bises estuvieron a cargo de un festivo "In Your Eyes", convertido ahora en un vital himno celebratorio de los conciertos de Gabriel, y, luego de largos minutos, el regreso para el conmovedor "Biko".

El balance del material ofrecido en el extenso concierto de tres horas (incluyendo el intermedio), muestra un inteligente equilibrio entre su nueva propuesta y algunos de sus momentos más celebrados, especialmente en sus performances en vivo. La decisión de ofrecer tanto material desconocido fue realmente osada, a la vez que sumamente bienvenida para su audiencia, la cual, después de veinte años, aún disfruta -y necesita- oír su voz, sus nuevas creaciones y su arte único y atemporal.

Respecto a las nuevas canciones, aparte de la maravillosa "Love Can Heal", Gabriel presentó temas muy interesantes como "This Is Home", uno de los más sugerentes de los nuevos, acompañado por unas proyecciones reminiscentes del Stop Making Sense de Talking Heads, o la nostálgica canción dedicada a su madre, "And Still". Por otro lado, la rítmica "Road to Joy" (oficialmente lanzada en su versión en estudio el domingo 4 de junio) es una especie de continuación de "Kiss That Frog", y "What Lies Ahead" es una breve pieza de gran emotividad, con arreglos delicados de cuerdas, quizás aún distante de su versión definitiva.

La más convencional y algo insustancial fue "Olive Tree". Un tema extraño en la discografía de Gabriel, con arreglos pop muy poco imaginativos, mientras que "Live and Let Live" también es una composición muy simple, alegre, que en ese momento me pareció que podría haber formado parte de algún disco de Robbie Robertson, especialmente Storyville. Dos temas menos interesantes que no opacan el potencial del nuevo material presentado, mucho del cual posiblemente no esté todavía completamente terminado en su forma definitiva. Pero, a juzgar por lo oído, i/o tiene el potencial para convertirse en un gran disco, digno de la brillante obra de Peter Gabriel.






Al finalizar el concierto pudimos intercambiar unas palabras con el legendario biógrafo y fotógrafo de Genesis, Armando Gallo
(pueden apreciar en su cuenta de Facebook algunas de las maravillosas imágenes obtenidas en la cobertura de estos conciertos), para luego cerrar la noche con otro encuentro con Claudio, cenando en un hermoso bar con vista a la Arena, que ya se hallaba a oscuras pero sin perder por ello un ápice de su magnificencia y milenaria belleza.
Un cierre maravilloso para una noche que, sin dudas, no olvidaremos jamás.













Textos: Andrés Valle
Fotos: Claudio Bustamante / Viviana Di Dio / Andrés Valle




Set 1:
Washing of the Water (Us, 1992)
Growing Up (Up, 2002)
Panopticom (i/o, 2023)
Four Kinds of Horses (
i/o, 2023)
i/o (
i/o, 2023)
Digging in the Dirt
(Us, 1992)
Playing for Time (i/o, 2023)
Olive Tree (i/o, 2023)
This is Home (i/o, 2023)
Sledgehammer
(So, 1986)

Set 2:
Darkness (Up, 2002)
Love Can Heal (i/o, 2016)
Road to Joy (
i/o, 2023)
Don’t Give Up
(So, 1986)
The Court (i/o, 2023)
Red Rain
(So, 1986)
And Still (i/o, 2023)
What Lies Ahead (i/o, 2023)
Big Time
(So, 1986)
Live and Let Live (i/o, 2023)
Solsbury Hill (from Peter Gabriel I, 1977)

Bis:
In Your Eyes (So, 1986)

Bis 2:
Biko (Peter Gabriel III, 1980)