“Nunca desperdicies una buena crisis”
- Winston Churchill
(sobre la creación de la ONU)

“Hay una grieta en todo, es por donde entra la luz” - Leonard Cohen.

La Organización de las Naciones Unidas fue creada como respuesta ante la devastación causada por la Segunda Guerra Mundial. Reacciones ante esta brutal guerra en Ucrania se acumulan a través del mundo. Esta horrífica, innecesaria y barbárica invasión debería inspirarnos a imaginar algo distinto para el futuro. Algo que podría prevenir una repetición de lo que ahora observamos con tal impotencia; poseer armas nucleares no parece ser suficiente.

La naturaleza de la guerra está evolucionando. A un panel en Davos sobre el futuro de la guerra se le preguntó cuánto sobreviviría un ser humano en un campo de batalla equipado con robots e inteligencia artificial. “Aproximadamente 17 segundos”, fue la respuesta. Pero esta guerra ya se diferencia de cualquier otra, con bancos contra tanques, inteligentes campañas de desinformación en redes sociales, la incautación de superyates y los bienes de los compañeros de Putin, con la banda de hackers globales Anonymous enfrentando el poder de los ciber-patrullas militares. Reportes minuto a minuto y movimientos de tropas se registran en un mapa abierto por gente joven en sus teléfonos móviles. Esta invasión también une a familias ordinarias a través del mundo con empresas tecnológicas, eventos deportivos, casas de moda, negocios de comida rápida y empresas de tarjeta de crédito, todos queriendo demostrar que también detestan esta guerra, este derrame de sangre y violencia sin piedad. Mientras tanto, la fantasía furiosa y paranoica de un hombre de recrear un imperio ya hace mucho perdido, implacablemente avanza aplastando miles de cuerpos, no solo de ucranianos que querían paz, sino también de sus jóvenes reclutas que jamás quisieron matar a sus vecinos. Ahora yacen lado a lado en las calles, junto a los sueños y esperanzas de una valiente y notable nación.

Esta es la misma nación que Rusia, Estados Unidos y Reino Unido prometieron respetar y proteger en el Memorándum de Budapest en 1994, cuando Ucrania accedió a entregar su arsenal soviético de armas nucleares y firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear. Como nación independiente dentro de la ONU, Rusia también acordó a jamás atacar otra nación independiente de la ONU, y eso, junto a su flagrante rechazo de los Convenios de Ginebra, sus ataques a civiles y hospitales y el uso de municiones termobáricas y de fósforo, deberían obligarlo a, por lo menos, renunciar a su lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU. Tal vez uno de los peores errores de Occidente fue no unir más a Rusia con Europa y la OTAN cuando se quitaron los guantes, cuando la Unión Soviética colapsó, y no aprovechar el momento para sellar una alianza real. Cuando Putin asumió el poder pidió acelerar la unión con la OTAN, un pedido que estúpidamente no tomamos en serio.

Ignorando el revés menor del Brexit, esta invasión a Ucrania ha unido a Europa (y el Reino Unido) como ninguna otra cosa en tiempos recientes y esto, junto a todas las característica únicas de esta guerra, está creando todo tipo de oportunidades. Aunque hemos fallado al no responder apropiadamente a ataques en Siria y Yemen, ahora podemos ver a la bandera ucraniana apareciendo alrededor del mundo en todo tipo de contextos, incluso dificultando que gobiernos que controlan la información, como el gobierno chino, puedan ocultarla. También aparece en protestas en todo Rusia. Rusia no es enemigo de la paz, ni lo es siquiera el gobierno ruso, ni la mayoría de su ejército. Es Vladímir Putin. El Reino Unido, habiendo abandonado la Unión Europea, ahora se para junto a su histórico enemigo, Francia, su némesis del siglo XX, Alemania, y la mayoría de los gobiernos del mundo al condenar la brutal guerra de Putin. Hay conexiones siendo generadas, o recreadas, que necesitan ser exploradas y cosechadas cuando el momento sea adecuado.

El brillante ejemplo de como Alemania se transformó a sí mismo al integrar su Este anteriormente controlado por los soviéticos con su capitalista Oeste puede ser nuestra verdadera inspiración. Nuestra lucha no es con la gente rusa, sino con su líder. Este puede ser un momento perfecto para invitar a la gente rusa, cuando hayan elegido a un líder diferente, a formar parte de un nuevo bloque de poder estabilizante que podría unir a todos los países ex-soviéticos junto a la Unión Europea formando una nueva entidad, suficientemente poderosa como para equilibrar incluso la emergente dominación de China. Tenemos tanta historia y cultura compartida, tantos fronteras geográficas, tantas razones para colaborar, que debemos asegurarnos que este tipo de barbarie no pueda volver a ocurrir dentro de nuestras fronteras en expansión.

En Japón, kintsugi es el arte de reparación. Se traduce como “unir con oro”. Es el jarrón roto, reparado con oro, que tiene aún más valor que el jarrón original. Rescatar algo (o a alguien) de la destrucción, del borde del abismo y de la inutilidad, le asigna a el o a ellos, un valor aún mayor. En la parábola del hijo pródigo, es el hermano quebrado el que regresa reparado, a quien se lo recibe con un gran banquete, enfureciendo al hermano que todo el tiempo se mantuvo bueno e íntegro.

Una vez que se detenga esta brutalidad, ofrezcamos a la paz un permanente y expandido hogar en esta parte del mundo, invitando a todas las personas de Europa, junto a todas las personas de la ex-Unión Soviética, el impulso para crear una nueva fuerza estabilizadora: una Eur-Rusotopia, o EURSS.

Peter Gabriel




Traducción de Chiara Valle Di Dio