"Amo Paris en primavera" cantaba un joven Phil Collins, de sólo 26 años, en el medio de "I Know What I Like" cuando grabaron el célebre disco en vivo Seconds Out en el Palais des Sports de la capital francesa, en junio de 1977.

45 años después nos encontramos en esa ciudad, en el Paris La Défense Arena, el magnífico estadio cerrado inaugurado en 2017 con capacidad para 36.000 espectadores, para disfrutar durante dos noches de los shows galos de Genesis en su gira de despedida The Last Domino? Tour.
Tras varias reprogramaciones debido a la pandemia Covid-19, el proceso de la gira que comenzó con ensayos en Nueva York en enero de 2020, culminó mucho más tarde de lo previsto, hace pocos días, con tres triunfantes conciertos en el O2 Arena de Londres.

El inexpugnable trío que conformó Genesis desde 1978 (Tony Banks, Phil Collins y Mike Rutherford) fue acompañado esta vez por el extraordinario Daryl Stuermer (casi se pierde el tour debido a problemas de salud de su esposa) y la revelación de la gira: el baterista Nicholas Collins, hijo de Phil, de tan solo 20 años quien, tras haber acompañado a su padre en su gira mundial solista entre 2017 y 2019, asombró a todos con una solidez, energía y potencia deslumbrantes. "Mon petit fils" lo presentaría orgulloso Collins Sr un rato más tarde.

Exactamente a las 20.30hs dejó de sonar "Dead Already" (la canción del film "Belleza Americana", que también utilizaron cómo último tema pre-show en la gira de 2007), se apagaron las luces del estadio y la ovación de pie se convirtió en una especie de "rugido multitudinario" cuando las sombras de los músicos se empezaron a vislumbrar en la oscuridad, con un Collins caminando lentamente hacia su silla, ayudado por su ya célebre bastón.

Se encienden las luces de golpe y comienza el "Duke's Intro" (un mix de "Behind the Lines" y "Duke's End"). Se genera el increíble impacto visual de encontrarnos con una puesta en escena formidable con (como era de esperar) pantallas y luces de última tecnología.

La intensidad del show se hace máxima con los primeros acordes de "Turn It On Again" y la aparición en las pantallas, por primera vez en la noche, de las imágenes gigantes de los tres músicos principales.

La voz de Collins suena muy dignamente, considerando su frágil estado de salud y es apoyada por el sobrio aporte de dos cantantes que se agregaron a la formación (Daniel Pearce y Patrick Smyth).

Llega el turno de "Mama" (más teatral que nunca, con un rostro ya maduro de Collins, lanzando su clásica carcajada) y el de "Land of Confusion", canción presentada por Phil explicando que su significado se mantiene vigente décadas después de haber sido escrita, por el estado del Mundo, la crisis del Covid y la aparición de un "fucking Mr Putin".

Continúan con dos de los temas favoritos de Tony Banks en vivo: "Home By The Sea" y "Second Home By The Sea" que suenan tan imponentes como siempre.

Es entonces cuando se produce uno de los momentos más emotivos de la noche. Mike y Phil se acercan al teclado de Tony y cantan las primeras estrofas de "Fading Lights" cuya profunda letra toma más significado en esta gira. Enganchada interpretan la segunda parte de "Cinema Show" que da lugar a "Afterglow", cantada por todo el estadio.

Otra gran ovación agradece a Genesis esta primera parte del concierto, dando tiempo a que los asistentes preparen el escenario para lo que sería, en mi opinión, uno de los (varios) positivos hallazgos del listado de temas: el Set Acústico.

El contundente y pegadizo "That's All", precede a una inesperada y muy emocionante versión de "The Lamb Lies Down on Broadway" (que Peter Gabriel disfrutaría desde su platea días más tarde en Londres, en el último show de la historia de la banda) que antecede a una versión exquisita de "Follow You Follow Me".

"Cuantas emociones para una noche", pensaba cuando Genesis comienza a ejecutar otra (muy) grata sorpresa: "Duchess" cantada de manera vigorosa por Collins y disfrutada enormemente por los fans más "tradicionales" del grupo. Como es mi caso...
Allí Phil presenta a la banda terminando, obviamente (entre bromas y sonoras ovaciones), con Mike Rutherford y Tony Banks... hasta que Mike introduce escuetamente al cantante: "en el centro del escenario... Phil Collins" lo que provoca un estruendoso "rugido" del público que Phil agradece emocionado.

Tras "No Son of Mine" (en mi criterio, aquí quizás podría haberse elegido otra canción más "clásica" del grupo) continuaron los "homenajes" a los primeros años de la banda con poderosos extractos de "Firth of Fifth" que culminan en la imprescindible "I Know What I Like".

Allí Collins brilla y pone a la audiencia en la palma de su mano cuando, con la complicidad de los espectadores, saca su pandereta e, imposibilitado de hacer sus clásicas (y festejadas) piruetas con el instrumento, se limita a golpearlo reiteradamente contra su frente. Lo mismo ocurre cuando mueve sus manos y hace cantar y callar reiteradamente a los presentes, que festejamos calurosamente cada uno de sus gestos.

Es el momento de "Domino" presentado por Collins con el famoso "Domino Principle" donde el cantante hace "explotar", uno por uno, a los distintos sectores del público incluyendo las plateas laterales, la platea central, los sectores más alejados ("esa pequeña gente en el fondo", bromea Phil) y los propios músicos en el escenario. Es divertido ver a Banks abandonando su usual "rigidez británica" por un momento y moviendo los brazos, junto a sus compañeros.

La etapa comercialmente más exitosa del grupo es reflejada con tres temas "finales": "Throwing It All Away", con un brillante diseño de pantalla en el que aparecen imágenes de cassettes de los distintos discos de la banda mezcladas con videos de los diferentes integrantes de la historia de Genesis (olvidando, sorpresivamente, al talentoso Anthony Philips). Finalmente, "Tonight Tonight Tonight" es unida a "Invisible Touch", tema que, previsiblemente, hace danzar a toda la multitud.

Los músicos se van del escenario y dejan al público en estado de éxtasis. Suena una inconfundible máquina de ritmos y las pantallas muestran imágenes del clásico paso de "I Can't Dance" realizado por seres azules. La banda regresa para interpretar el éxito de 1991 y confirmar el correcto balance del setlist, abarcativo de todas las etapas del grupo.

"Tenés que entrar para poder salir" canta un ya experimentado Phil Collins en el último bis, el siempre emocionante "Carpet Crawlers" (precedido por los conmovedores primeros versos de "Dancing Wih the Moonlit Knight"), lo que hace estremecer a los miles de fans que sentimos en ese momento lo que hicieron estos maravillosos músicos a lo largo de más de 50 años: entrar en cada uno de nuestros corazones para poder despedirse de los escenarios en paz, habiéndonos dejado el mejor de los regalos: una de las mejores carreras artísticas de la historia de la música contemporánea.



Artículo por Marcelo Olguín
molguin2000@yahoo.com / Facebook



Pueden leer más sobre la actualidad de Genesis en este estupendo artículo de Marcelo Lamela, de Rock Is Here, con su crónica del último show de la historia de la banda y un recorrido por Surrey, la tierra que vio nacer al grupo.